Esta llamativa casa señorial, de construcción posterior a sus vecinos Stadhuis y Bloedbasiliek, data del siglo XVIII y era el antiguo Palacio de la Libertad de Brujas, reconvertido tras las Revolución Francesa en Palacio de Justicia. Su fachada, con estatuillas doradas y ventanales rojos, es un ejemplo de temprano barroco.

Entrada al Brugse Vrije, en la plaza de Burg.
En el Brugse Vrije se custodian actualmente los archivos municipales, por lo que es un buen lugar para conocer la historia de la ciudad de Brujas.
El Salón Renacentista
Pero el mayor protagonismo se lo lleva su Salón Renacentista (Renaissancezaal), que fue restaurado hace unos años para reproducir su aspecto original del siglo XVI: en él destaca la monumental chimenea de mármol y alabastro, elaborada en 1531 y coronada por un friso tallado en roble que representa al emperador Carlos V junto a sus abuelos (los Reyes Católicos y Maximiliano de Austria y la duquesa de Borgoña; fue de estos últimos de quienes heredó los Países Bajos).

Chimenea de alabastro en el Salón Renacentista del Brugse Vrije.
Un rincón con encanto
Desde el Brugse Vrije (por el lado derecho si nos ponemos justo de frente) podemos pasar bajo el arco por un callejón adyacente hasta la zona de los canales, y llegar paseando hasta el Muelle del Rosario o Rozenhoedkaai, el rincón más fotografiado de Brujas.

Paseo en barco por los canales de Brujas.
Está a solo tres minutos andando y aunque hacerse un hueco para la foto puede ser algo complicado en temporada alta, hay que reconocer que esta es una de las estampas más famosas y bonitas de Brujas, con el Belfort al fondo. Justo debajo veréis numerosas embarcaciones que ofrecen recorridos por los canales para los turistas.