El Belfort, campanario de Gante, sobresale en el skyline de la ciudad junto a la torre de la catedral y a la Iglesia de San Nicolás.
Con sus más de 90 metros y coronado por la veleta de un dragón, su altura se debe a que en su origen fue torre de vigilancia y también el lugar donde se custodiaban los privilegios municipales de la ciudad.

Belfort de Gante.
Comenzó a construirse durante del siglo XIV como símbolo de la autonomía de Gante, que por aquel entonces era uno de los principales núcleos urbanos.
El interior
En el interior veremos, distribuidas a lo largo de varias plantas, una serie de exposiciones con maquetas de la torre, otros dragones que coronaron la torre y varias campanas, como la famosa campana Roland, que se empleaba para avisar a los ganteses de la llegada de un enemigo o del comienzo de las fiestas de la ciudad (tradición que continúa vigente), y que ya forma parte del imaginario de Gante como símbolo de la rebelión contra Carlos V, quien ordenó destruirla tras reconquistar la ciudad (esta que vemos es ya la tercera reconstrucción de la campana).

Parte superior del Belfort de Gante.
En el cuarto piso encontraremos un precioso reloj del XVII con un carillón formado por 52 campanas (que ofrecen un concierto a las 12:00 horas los viernes y domingos), y en la última planta podremos disfrutar de unas impresionantes vistas de la ciudad.
Por algo el Belfort de Gante está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La Lonja de los Paños
Una vez abajo, junto al campanario encontraremos la Lonja de los Paños, que se levantó como emplazamiento para el comercio textil que enriqueció a Gante durante la Edad Media: no olvidéis bajar a la sala subterránea donde se guardaban los derechos de la ciudad de los que os hemos hablado antes; actualmente alberga cuatro caballeros de piedra que antiguamente ocupaban las cuatro esquinas superiores del Belfort (hoy reemplazados por nuevas reproducciones).

Belfort de Gante, junto a la Lonja de los Paños.