Bruselas cuenta con numerosas iglesias y edificios religiosos de gran belleza; la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula es, sin duda, uno de ellos. Se encuentra en pleno casco histórico y es una visita imprescindible en la ciudad.

Catedral de San Miguel y Santa Gúdula.
Su ubicación es clave: se levanta sobre el cruce de las antiguas rutas entre Amberes y Mons y Flandes y Colonia y se encuentra muy cerca de la actual estación central de Bruselas.
De cómo una iglesia se convirtió en catedral
La primera piedra de la majestuosa Catedral de San Miguel y Santa Gúdula (Cathédrale Saint-Michel et Sainte-Gudule) se puso en el siglo XIII por encargo del Duque de Brabante, pero su construcción se extendió durante más de tres siglos (y realmente no fue considerada catedral hasta la década de los 60 del siglo XX). En su origen se la conocía tan solo como Iglesia de San Miguel (en honor al arcángel), pero en el siglo XI los restos de Santa Gúdula fueron depositados en su interior por obra de los Condes de Lovaina, y de ahí procede su actual denominación como Catedral de San Miguel y Santa Gúdula.
Su arquitectura
De estilo gótico brabantino, es uno de los edificios más significativos de Bruselas, escenario de coronaciones y bodas reales.

Catedral de San Miguel y Santa Gúdula.
En su interior, más austero que el de otras catedrales europeas a causa de sucesivos saqueos y ataques iconoclastas por parte de los protestantes, destacan las vidrieras, de gran tamaño; el púlpito barroco tallado en madera, obra de Hendrik Verbruggen, en el que podemos observar cómo Adán y Eva son expulsados del paraíso; por último, podemos observar los confesionarios de roble originales, las estatuas de los santos en las columnas y un inmenso órgano que preside la escena.
También podemos hacer una visita a la capilla de la catedral, donde se conserva el tesoro de la misma custodiado por altísimas vidrieras.
Respecto a su exterior, terminado en el siglo XV, su estructura con dos torres recuerda a la Catedral de Notre-Dame en París.